5 formas fáciles de aumentar la productividad
1. Comenzar el día con energía
¿Qué trucos tienes para empezar la mañana con el pie derecho? Si aún no los has encontrado, aquí tienes algunas ideas que puedes probar:
- Date una ducha fría para aumentar el estado de alerta, la claridad y los niveles de energía. Al igual que muchas rutinas matutinas, puede requerir algo de fuerza de voluntad al principio, pero puede aumentar tu productividad a largo plazo.
- En caso de que una ducha fría te parezca algo demasiado exagerado, puedes dedicar unos minutos cada mañana a practicar la meditación.
- Sal a correr para poner el cuerpo a tono y marca tu primera actividad del día.
- Crea afirmaciones positivas para levantar el ánimo y aumentar tu energía. Sólo un recordatorio: ¡Eres increíble!
2. Pausas activas
Adiós sorpresa: No se requiere salón de baile. Cuando las reuniones se suceden una tras otra, debes realizar pausa breves pero activas. Baila al son de tu canción favorita, haz estiramientos o prueba con unas cuantas sentadillas. Haz cualquier cosa que dé una sacudida a tu rutina diaria. Enlaza estas pausas divertidas con eventos como las videollamadas: Cada vez que concluyas una reunión, levántate y muévete.
3. Prepárate para el éxito
Ahora que has convertido las pausas activas en algo habitual, vamos a ver tu entorno. Además de sentarte correctamente y de montar un espacio de trabajo ergonómico, haz que tu equipo se adapte a ti y a tus necesidades.
4. Programa una hora de máxima intensidad
¿Recuerdas aquello que ha estado siempre en tu lista y nunca encuentras tiempo para hacerlo? Pues llegó el momento. Reserva una "hora de máxima intensidad" en tu calendario para trabajar en eso a toda velocidad, SIN EXCUSAS. Nada de distracciones, nada de correo electrónicos, nada de caricias al perro (disculpas, amigos peludos).
5. Celebra las victorias diarias
Puede que estés ocupado con el trabajo, y eso está perfectamente bien. Pero ten en cuenta que te espera un maratón, no un esprint. Y al igual que los deportistas a veces necesitan bajar el ritmo y recuperar el aliento, tú también lo necesitas. Así que, en lugar de perseguir siempre los grandes objetivos futuros, echa un vistazo a tu alrededor y celebra tus triunfos cotidianos: te sorprenderás de cuántos de ellos pasan desapercibidos. Sólo tienes que escribir tus objetivos diarios y luego, cuando acabe el día, tachar las cosas que hayas conseguido. Ahora es el momento de descansar después de otro día productivo.